Ni amo, ni dios, ni marido, ni partido: sólo Cristina Morales

Artículo publicado el pasado noviembre de 2019 en el suplemento cultural del diario El Tiempo (Colombia). Un encargo de María Paulina Ortiz tras la concesión del Premio Nacional de Narrativa a Cristina Morales, con ‘Lectura fácil’

Luna Miguel
4 min readNov 12, 2019

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Lectura fácil, de Cristina Morales, está agotado en la mayoría de las librerías que conozco. El mensaje de “temporalmente sin stock” de Amazon también aparece en letras rojas cuando tecleas el título en la plataforma. Aunque si en vez de recurrir a ese monstruo tentacular del capitalismo lo que deseas es hacerte con un ejemplar de su novela en tu biblioteca más cercana, probablemente te toparás con que el libro está reservado hasta el verano de 2020, al menos en algunas de las grandes ciudades y localidades de España. En un reportaje para El País, el periodista Peio H. Riaño habló con bibliotecarios que reconocían que un fenómeno parecido -esa pasión lectora, ese deseo de engullir el contenido de sus páginas, esa ambición de compartir opiniones, de colmar las listas de los clubes de lectura, de airear sus frases en las redes sociales- no ocurría desde libros como Cincuenta sombras de Grey.

Pero quien haya leído Lectura fácil sabrá lo irónico que resulta que alguien pueda compararla con Cincuenta sombras de Grey. Aunque la obra de E. L. James se vendiera como un texto liberador para cierto tipo de mujer que nunca había hablado en público sobre sus deseos o sus pasiones, o sobre su sexualidad en definitiva, lo cierto es que se trata de un libro que, en el fondo, peca de reproducir estructuras abusivas, absolutamente patriarcales. Si en el caso de Cincuenta sombras de Grey lo verdaderamente revolucionario residió solamente en parte de su recepción: el hecho de poner en el centro del debate a mujeres que nunca habían sido las protagonistas y que a fuerza de leerlo o compartirlo empezaron a llenar sus bocas con la palabra sexo; en el caso de Lectura fácil lo revolucionario retumba en primer lugar desde la lengua de la autora cuando habla en público -no he visto nada más hipnótico, más poderoso- hasta la recepción pública y política de la novela -altos cargos la han insultado, e incluso existe una campaña para que se le arrebate el Premio Nacional de Novela que ganó reciente y limpiamente-, pasando, por supuesto, por la pasión de la comunidad de lectoras que la han defendido y, por qué no, por la propia cubierta del libro y el lema con el que se alza en letras de color rosa: “Ni Amo, ni Dios, Ni Partido, Ni de fútbol”.

Qué puede haber en una novela sobre el despertar feminista de un grupo de amigas para que haga tanto daño a los señores poderosos. Qué puede haber de risible o condenable en que una mujer capaz de pensar en grandes teorías sobre la sociedad moderna que contradicen nuestro sistema actual. Por qué a tantos les molesta su lengua en ocasiones soez, y son capaces de ignorar su genialidad para con las metáforas o los sentimientos de ternura y de cuidado entre mujeres -no los convencionales que se nos imponen, desde luego-, que son a su vez lo que verdaderamente importa en Lectura fácil, o al menos así es como lo he leído yo, no sin dificultad, pero sí con asombro.

De todos modos, sería injusto referirme a la obra de Cristina Morales centrándome sólo en las demenciales críticas que ha recibido, pues Lectura fácil es también el libro que han leído todas mis amigas, toda mi familia, es el libro que más pasiones ha despertado cuando hablo de él en encuentros literarios, o en entrevistas que en principio debían versar sobre otros temas, o hasta en la cola para pagar en la librería. Lectura fácil es tan excepcional porque tal vez se trate de un libro cuya magnitud aún se nos escapa. No lo entendemos, porque es excepcional, no sabemos valorarlo, nos abruma. No podemos dejar de aplaudirlo, porque ha despertado en nosotras y en nosotros algo que va más allá de la literatura y que se parece a la genealogía, al compromiso, e incluso a la creación de una comunidad.

Creo ciegamente en Morales, y hacerlo me ha llevado a entender mejor a las escritoras y escritores de su generación. Me gustaría pensar que el listón tan alto que ha dejado su novela también es un incentivo para que otras voces interesantes de España se sientan arropadas a la hora de seguir creando e innovando: Aixa de la Cruz, Antonio J. Rodríguez, María Bastarós, Munir Hachemi, Víctor Parkas, Lucía Baskaran, Andrea Abreu, María Sánchez, Rodrigo G. Marina, Elizabeth Duval, Rosa Berbel…

Lectura fácil está agotado en mis librerías favoritas. Ojalá el stock regrese, pero ojalá vuelva a agotarse. Queremos palés con la obra de Cristina Morales entrando una y otra vez en nuestras vidas, en nuestros cuerpos, en nuestra Gran Literatura, sea lo que sea eso, al fin.

Originally published at https://www.eltiempo.com on November 12, 2019.

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